Jo y Leonardo Silva fueron los encargados de anotar los goles con los que Atlético Mineiro empató en los 90's. La final quedó igualada a dos goles y el campeón se definió en los penales.
El conjunto paraguayo, que peleó hasta donde pudo y hasta desaprovechó varias situaciones claras como para abrazarse a su cuarta conquista continental, se quedó sin resto en el alargue. Igual aguantó estoicamente y forzó la definición desde los doce pasos. Y ahí, en la ruleta de los penales, Atlético Mineiro, con los guantes salvadores de Víctor (le atajó el primero a Miranda; Matías Giménez erró el último), como ante Newell's, escribió el capítulo más glorioso de sus 105 años de vida: se coronó por primera vez campeón de la Copa Libertadores. En el Mundial de Clubes con Bayern Munich. Nada menos.
Mineiro salió a jugar como se suponía: empujado por una multitud se plantó bien adelante intentando buscar rápidamente el descuento. La aguja del segundero no había pegado la primera vuelta y los brasileños ya se habían metidos dos veces en el área de Martín Silva.
Pero si algo caracteriza a Olimpia es el temple y la paciencia. La solidaridad de los del medio emparejó la cosa. Se sacó la soga del cuello y funcionó su plan. Salgueiro encontró espacios y Bareiro y Alejandro Silva por la izquierda se animaron. Ellos quedaron cara a cara con Víctor, pero el 1 mantuvo las ilusiones con dos atajadas.
El equipo de un apagado Ronaldinho salió a jugarse todo. Y a los 58 segundos del complemento, una pirueta de Jó (goleador de la Copa, con 7), achicó diferencias y agrandó ansiedades. Desde ahí, todo fue del local. Encima, Manzur vio la roja. Silva y el travesaño salvaron a Olimpia. Parecía inexpugnable. Pero llegó el cabezazo de Leonardo Silva y la atajada de Víctor en los penales para que la alegría sea toda brasileña.
No hay comentarios:
Publicar un comentario