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15 de mayo de 2013

CORINTHIANS ELIMINADO DE LA LIBERTADORES TRAS EMPATAR CON BOCA JUNIORS


El Pacaembú, ese estadio que fue una pesadilla para Boca hace un año en una final de Copa y con ese final que anunció Juan Román Riquelme tras el 0-2 y el sueño roto. El Corinthians, ese rival que amargó a la Bombonera en el último minuto con aquel gol de Romarinho. El fútbol da revancha y ni el más fanático hubiese pensado en ese momento en que Román decía que estaba "vacío", que se iba a llenar la boca con un golazo del Diez, en el Pacaembú, por la Copa y ante Corinthians.

El Boca de Carlos Bianchi viajó a Brasil para la revancha ante el Timao con el 1-0 en el bolsillo por el gol de Blandi. La instancia no es la misma, ahora se juegan apenas los octavos de final. La mística, Brasil, Bianchi y Riquelme, una fórmula que no por añeja deja de ser efectiva y el Virrey paró un 4-4-1-1, sin Martínez y con un Riquelme recuperado de un desgarro tras 24 días de inactividad (no estuvo en la ida ni en el Superclásico).

Y arrancó con dudas Boca en Brasil, porque Marín cometió un penal infantil por una mano clara ante un avance de Emerson y porque Romarinho definió al gol para igualar la serie, pero el silbato del paraguayo Carlos Amarilla le devolvió a Boca la tranquilidad que necesitaba. No cobró un penal claro y no convalidó un gol en posición lícita. Al final, el árbitro "localista" beneficiaba a la visita. Entonces Riquelme cargó su botín derecho y clavó un puñal en el Pacaembú.

Corrían 25 minutos, y Román jugó rápido un tiro libre desde la derecha con Erbes. El volante se la dejó mansita y Riquelme se acomodó y sacó un derechazo al ángulo derecho del arquero Cássio desde unos 30 metros y cerca de la raya del lateral derecho. Un golazo, parecido al que le hizo al Gremio en la final de 2007, pero desde más lejos, y más cerca del ángulo. Después aguantó cada pelota y hasta dejó mano a mano a Blandi que perdió en el duelo con el arquero.

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