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22 de septiembre de 2011

REAL MADRID EMPIEZA A CAER TRAS EMPATE ANTE RACING

Han bastado cuatro jornada para que el Madrid comience a clarear. Al equipo de Mourinho se le ven las costuras, una tremenda falta de contenido y ningún asidero al que agarrarse cuando el atasco resulta mayúsculo.

A la derrota ante el Levante le siguió ayer un pobre espectáculo con un deprimente empate (0-0) ante un Racing plagado de bajas, que dispuso de la ocasión más clara del encuentro. Los blancos llevan dos encuentros sin marcar, a lo que hay que sumar sensaciones que recuerdan tiempos pretéritos cuando los jugadores enviaban un claro mensaje a su entrenador antes de bajar el dedo pulgar.

Mourinho se llevó a toda la plantilla a Santander, lesionados incluidos. Buscaba hacer piña y el resultado fue todo lo contrario. El técnico castigó a Ramos con la suplencia por decir que no había tiempo para los lamentos tras la vergonzosa derrota ante el Levante. El otro inquilino del banquillo fue Di María, probablemte por iniciar el lío que terminó con la expulsión de Khedira en el Ciutat de València. Ah, y Varane desplazó a Albiol de la titularidad. Aquí el que se mueve no sale en la foto y los jugadores comienzan a estar hartos. Lo de ayer, sobre todo en la primera mitad, tuvo que ver más con un serio aviso a Mourinho que con cualquier idea futbolística.

INDOLENCIA SOSPECHOSA / La actitud indolente y la falta de agresividad denotaban un cierto tufillo a eso que se llama hacer la cama al que manda. El Madrid fue una sombra ante un rival roto por las lesiones, pero dispuesto a plantar cara al equipo de los 500 millones de presupuesto. No se asustaron los cántabros y menos aún al comprobar que su rival solo buscaba el pelotazo largo sin sentido para un Ronaldo errático en todos los aspectos: desborde, disparos o faltas.

SIN TENSIÓN NI CARÁCTER / A eso, el equipo de Mourinho añadió la falta de elaboración habitual. Ni Xabi Alonso, ni mucho menos Lass, clarificaron las acciones de su equipo, al que se vio sin tensión ni carácter. Arriba, Benzema terminó contagiado de la apatía de sus compañeros, en la que también entró de lleno Özil. Hubo que esperar al minuto 45 para que llegara el primer disparo entre los tres palos de la portería de Toño, en un cabezazo de Callejón que detuvo el gaurdameta. Esa fue toda la producción ofensiva de un equipo insoportablemente lento, una postura que parecía preconcebida desde la propia cocina.

Ariel pudo agravar las cosas para los blancos. Recibió un balón de tacón de Stuani y, cuando se aprestaba a rematar, del césped brotó el pie salvador de Arbeloa (m. 17). La cosa pareció mejorar tras el descanso. Salió Di María con su cuentakilómetros a cero para intentar dar alguna agitación a su equipo. Pero fue Casillas el que decidió salvar a los suyos con una mano santa abajo a un disparo de Serrano con la izquierda (m. 48).

La respuesta llegó en un tiro de Di María con dirección al larguero, que Toño sacó a córner (m. 55). No hubo más. Bueno, sí, que Mourinho buscó la solución en Higuaín y Kaká para terminar con cinco hombres arriba y un rentabilidad patética, que dio paso a un desbarajuste más propio de un equipo vulgar que de un aspirante a ganarlo todo.

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