Los jugadores de Corea del Norte fueron humillados públicamente tras su eliminación del Mundial de Sudáfrica.
Seis horas en posición de firmes delante del Palacio de la Cultura Popular de Pyongyang (Corea del Norte) ha sido el castigo impuesto a los jugadores de la selección de fútbol tras su eliminación en el Mundial. Peor destino ha sufrido su entrenador, que ha sido castigado a trabajos forzados. Así lo recoge el diario italiano La Republica, según una información de Radio Free Asia.
El delito: traicionar la confianza del Querido Líder - título propagandístico del jefe del estado coreano Kim Jong-il - tras una deshonrosa participación en Sudáfrica. Solo se han salvado del castigo Jong Tae-se, la estrella del equipo y que lloró en el primer encuentro mientras sonaba el himno nacional, y An Yong-hak, que viajó directamente a Japón. Los norcoreanos cayeron eliminados en la fase de grupos tras perder los tres partidos.
El primer enfrentamiento fue contra Brasil, que se saldó con 2-1 y en el que los asiáticos hicieron 90 minutos muy dignos ante una de las principales aspirantes al título. El segundo encuentro fue posiblemente el más humillante, cayeron por 7-0 ante Portugal. En el último partido, en el que los jugadores tenían la oportunidad de resarcirse de la debacle de la jornada anterior, perdieron por 3-0 ante Costa de Marfil.
A pesar de que desde el principio todas las quinielas daban por eliminado al combinado asiático, los dirigentes comunistas tenían la esperanza llegar a cuartos y repetir el resultado del único Mundial en el que habían participado, el de Inglaterra en 1966. En esa Copa del Mundo, los asiáticos eliminaron a Italia en la fase de grupos y perdieron contra la selección portuguesa liderada por Eusebio (5-3).
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