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El Real Madrid se encontró a los 15 minutos un partido que no podía imaginar en sueños: ventaja y un rival con un jugador menos. Pero lo cierto es que no supo maximizar tal ventaja hasta el descanso. Luego, con más orden y paciencia, consiguió una goleada que satisface sus ansias de pelear por el título.
El Tottenham se encontró con dos problemas iniciales: primero, que Lennon se quedó fuera de la alineación titular; y, segundo, que Gareth Bale ocupó la banda derecha, donde es menos que la mitad de un jugador.
Más que eso, el primer gran problema del Tottenham fue el gol que recibió a los cuatro minutos en la jugada más antigua del mundo: saque de esquina y remate del jugador más alto, que en este caso fue Adebayor. El togolés estaba solo, en un clamoroso error de la defensa inglesa.
A los 15 minutos llegaría el segundo infortunio del Tottenham. Crouch pegó a destiempo y vio su segunda tarjeta amarilla. La consiguiente expulsión sonó excesiva, y más para unos cuartos de final de toda una Liga de Campeones. Fue la expulsión por doble amarilla más rápida de la historia de la Liga de Campeones. Luego llegaría la compensación arbitral.
El Real Madrid no leyó bien el nuevo escenario. Sí supo recuperar pronto, pero luego no encontró caminos hacia el arco contrario. Le suele pasar ante rivales que se cierran en su área, un problema casi crónico de los blancos durante toda la temporada.
Lo cierto es que el Real Madrid no sumó una ocasión clara hasta el descanso. A cambio, Bale se desplazó a la banda izquierda y por ahí el Tottenham encontró un respiro. El galés protagonizó la única ocasión de su equipo a los 30 minutos, tras una bonita carrera y un remate fuera.
El Real Madrid se fue al descanso reclamando un penal que pareció claro por unas manos dentro del área de Dawson. Seguramente al árbitro ya le pareció demasiado castigo la expulsión de Crouch, reseñó DPA.
El reposo le vino bien al conjunto español, que aclaró sus ideas. Llevó la presión más arriba y acorraló a su rival en el área. Además, los laterales comenzaron a llegar hasta la línea de fondo y Xabi Alonson se hizo el comandante del juego local. El gol comenzó a parecer cuestión de minutos.
El segundo tanto llegó a los 56 minutos, en una jugada parecida a la del primer gol. Marcelo centró y Adebayor se colgó de una nube para rematar de cabeza y aumentar la distancia de su equipo. Adebayor fue el hombre del partido, qué duda cabe.
El Tottenham acusó notablemente el paso de los minutos y su inferioridad numérica. Cada interrupción era oportunidad propicia para pedir agua, mientras el Real Madrid comenzaba a asumir que la goleada le pertenecía.
Y así fue. A los 65 minutos Angel Di María conectó un disparo impresionante desde el vértice del área y alojó el balón en la escuadra de Gomes. Un tanto precioso que provocó el delirio en el estadio blanco. Hacía años que no se veía vibrar así a la hinchada del Real Madrid.
El Real Madrid siguió atacando por inercia y completó la goleada a cuatro minutos del final. Kaká centró, Cristiano Ronaldo remató con la derecha y Gomes colaboró a que el balón entrara.
El resultado convierte casi en un trámite la visita al campo del Tottenham. Los blancos acarician su primera semifinal de la Liga de Campeones en ocho años.
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