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11 de abril de 2011

PREMIER LEAGUE: LIVERPOOL PULVERIZA A MANCHESTER CITY Y DEMUESTRA SU GRANDEZA

El Liverpool venció 3-0 al Manchester City y dejó la puerta abierta a un futuro esperanzador. Su pareja de delanteros es letal. Luis Suárez estuvo omnipresente y Andy Carroll consiguió dos goles.

Mancini no supo pararlos y el City fue un juguete, al que para más inri se le partió su cabeza, Tévez. El argentino se lesionó y Balotelli no estuvo a la altura. Pero a Anfield le daba igual. Desde hoy es consciente de que tiene un nuevo rey al que rendir pleitesía. Comienza la era Carroll en uno de los templos del fútbol.

Los Reds salieron en tromba. Kuyt, Suárez y Carroll proponían un fútbol desbocado, no apto para rivales apáticos. Llegaban en oleadas, efectuando tantos remates como se proponían. Al final, las ganas de agradar de Andrew Carroll se plasmaron en un perfecto tiro desde la frontal. El balón dormía en las mallas de la portería de Anfield y sus fieles se deleitaban con el comienzo de un sueño.

Tras la salida de Torres, Anfield pedía a gritos un referente. Y la vida le puso dos. Luis Suárez y Andy Carroll están llamados a ser una de las parejas de moda en el fútbol continental. Junto a ellos, el incansable Dirk Kuyt le da mucho empaque ofensivo al equipo. El tulipán aprovechó una acometida de un minuto y medio, en la que los suyos cercaron la portería de Hart, para rubricar el 2-0. Kuyt es un seguro de vida y la grada de Anfield así lo reconoce.

Carlos Tévez se lesionó tras el primer gol y tuvo que ser sustituido. Mario Balotelli entró al campo. Y por él deambuló hasta que Mancini lo llamó al orden para devolverle a su lugar natural en los últimos tiempos, el banquillo. El italiano pasó sin pena ni gloria por un estadio mítico, paseando en tres metros a la redonda y sin hacer ademán alguno de querer participar de la fiesta.

Pero antes, Andrew Carroll se doctoraba con un cabezazo de manual, al que contribuyó un zaguero que nada pudo hacer ante la decisión del ariete. El partido se fue al descanso y Mancini tenía que reflexionar. En lugar de ello, el italiano, cuya perfecta colocación de su bufanda es inversamente proporcional a la de su equipo sobre el terreno, se quedó de brazos cruzados. Y comenzó la segunda parte.

A partir de ahí el banquillo visitante comenzaba a reaccionar dando incomprensibles volantazos: Silva entraba con su equipo perdiendo 3-0 y el citado "recambio" de Balotelli por un centrocampista de corte defensivo, nuestro viejo conocido De Jong. La segunda parte sobró. El Liverpool se dedicó a marear a un juguete que sólo tenía tres piezas: el belga Vincent Kompany, que cumplió ayer 25 años; el extremo Johnson y un intermitente Touré, que obligó a Reina a justificar su sueldo con una parada de mérito.

Andrew Carroll fue reemplazado y los fieles se ponían de pie. Era la despedida a un chaval de 22 años que puede marcar una época en Anfield. Fabio Capello tomó buena nota en la grada, cobijado de la lluvia torrencial. Luis Suárez, que no pudo conseguir gol y envió un balón a la madera, dijo adiós a su socio. No importaba. Quedaban 30 segundos y el City todavía no había entrado en el partido. Fue el día de Carroll. Era...el comienzo de una era en Anfield.

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