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21 de agosto de 2011

BALACERA EN PARTIDO DISPUTADO ENTRE SANTOS LAGUNA Y MONARCAS MORELIA

Una balacera entre policías y presuntos criminales el sábado en las cercanías de un estadio de fútbol de Torreón (norte de México) provocó pánico entre miles de aficionados, obligó a suspender el partido entre Santos y Morelia y dejó un policía lesionado.

Poco antes de las 20H00 locales (01H00 GMT), cuando corría el minuto 40 del partido de primera división, se registró una balacera en las inmediaciones del estadio Territorio Santos Modelo entre presuntos criminales y fuerzas del orden, informó el procurador del estado de Coahuila, Jesús Torres.

El fiscal explicó en declaraciones a la prensa que la balacera se desató en un puesto de revisión policial cuando tres camionetas "no se detuvieron" y los hombres armados que viajaban en los vehículos "empezaron a disparar" contra los uniformados.

La fiscalía informó inicialmente que en la balacera habían intervenido elementos del Ejército, pero la secretaría de la Defensa aclaró en un comunicado que no había militares en ese puesto de revisión policial.

Los militares, añadió el documento, intervinieron luego de la balacera realizado "reconocimientos terrestres" gracias a los cuales se logró "localizar un vehículo abandonado en el que se encontraban armas largas, cargadores, municiones y otros efectos".

La balacera dejó un policía local con heridas leves, según la fiscalía, que en poco más de una hora después concluyó el desalojo del estadio de Santos Modelo, con capacidad para 30.000 expectadores y que se encontraba ocupado en menos de la mitad.

Las televisoras Milenio y ESPN mostraron imágenes en las que se escuchan claramente varias detonaciones, lo que provocó que los jugadores abandonaran la cancha corriendo rumbo a los vestidores mientras la multitud gritaba y trataba de ponerse a salvo.

Según un reportero de Milenio que se encontraba en el estadio Modelo, la balacera "duró unos 15 minutos, primero se escucharon los disparos como siete minutos, luego hubo una pausa como de dos o tres y después otros cinco minutos de detonaciones".

Añadió que los asistentes al estadio reaccionaron antes que los jugadores, "empezaron a resguardarse donde podían, se escondían en las butacas, empezaban a saltarse hacia la cancha, todo era un caos".

Varios de los jugadores también se lanzaron hacia las tribunas para comprobar que sus familiares estaban a salvo o para llevarlos a un lugar seguro, según las televisoras. La cancha del Santos no tiene mallas de protección, lo que evitó mayores tumultos.

La presidencia de México afirmó por medio de un comunicado que "condena enérgicamente" la balacera en Torreón y aseguró que el gobierno federal ya estableció contacto con las autoridades de Coahuila para "conocer los hechos y llevar a los responsables ante la justicia".

La Federación Mexicana de Fútbol informó en un escueto comunicado de la suspensión del partido entre Santos y Morelia "por situaciones ajenas al fútbol"

El fiscal de Coahuila explicó que al momento de la balacera, los policías que resguardaban el estadio cerraron las puertas del mismo para evitar el posible ingreso de los hombres armados, que eran perseguidos por militares.

"Se le pidió a la gente que permaneciera en el estadio mientras se garantizaba que no había riesgo, se organizó la evacuación que ya va muy avanzada, el estadio se está evacuando el orden", añadió Torres.

Pocos minutos después de la balacera, el presidente del Santos, Alejandro Irarragorri, tomó un micrófono y desde el centro de la cancha informó que la balacera fue al exterior del estadio y pidió mantener la calma, lo que contribuyó a tranquilizar a los aficionados.

En rueda de prensa, Irarragorri ofreció disculpas por este "hecho lamentable, ajeno a la institución (deportiva) y a la sociedad" y agradeció la "cultura y civilidad" de los aficionados, que tras los momentos de alarma recuperaron la calma y se logró "un saldo blanco al interior del estadio"

Torreón es una de las ciudades del norte de México donde grupos rivales del narcotráfico se disputan el territorio.

La violencia ligada al tráfico de drogas en México ha dejado más de 41.000 muertos desde diciembre de 2006, cuando el presidente Felipe Calderón llegó al poder y lanzó un operativo antidrogas con más de 50.000 militares.

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