Japón avanzó el jueves a los octavos de final de la Copa del Mundo al vencer 3-1 a Dinamarca.
La única otra vez que los nipones superaron la fase de grupos en sus cuatro mundiales fue en 2002 cuando fueron coanfitriones junto con Corea del Sur, otro equipo asiático que se metió en octavos de final en Sudáfrica.
Dos de los tres tantos japoneses llegaron por la vía del tiro libre: Keisuke Honda a los 17 —con un remate desde el borde derecho del área que se metió por el segundo palo— y Yasuhito Endo a los 30 con uno con comba desde el otro lado del área.
Shinji Okazaki hizo el tercero a los 87, mientras que Jon Dahl Tomasson descontó a los 81 al meter el rebote de un penal que le atajó el arquero Eiji Kawashima.
Japón terminó segundo en el Grupo E con seis unidades y enfrentará el martes en la siguiente fase a Paraguay, líder del F. Holanda encabezó el E con nueve unidades luego de vencer 2-1 a Camerún y su próximo oponente es Eslovaquia.
Dinamarca se despidió con tres puntos y Camerún no sumó.
HOLANDA GANA A CAMERÚN CON DEBUT DE ROBBEN
Holanda camina triunfal al encuentro con Eslovaquia en los octavos, sumando una victoria tras otra, pero al público le deja frío. Al menos, hasta que entró Robben y todo cambió. Antes hubo algo mecánico en su juego que desconecta con la Holanda de Van Basten y Gullit por no hablar de la de Cruyff y Neeskens.
La puesta en escena continúa siendo impecable, con tres delanteros y un mediapunta para asistirlos, según marca la tradición. Pero de ahí hacia atrás todos los jugadores son de una vulgaridad implacable. Desde los mediocentros, De Jong y Van Bommel, pasando por los centrales, Mathijsen y Heitinga, y los laterales, Boulahrouz y Van Bronckhorst.
El público intuyó la transformación de la oranje cuando Robben apareció en el minuto 72. Tras un rato de tanteo, todo cambió: un pase en profundidad de Sneijder con el exterior del pie derecho; la carrera de Robben, que se frena ante Song, retrocede, busca el ángulo favorito para su zurda y envía el balón al poste. El rechace lo recoge Huntelard para marcar.
Los dos capitanes de la pasada Copa de Europa en Madrid, frente a frente, aunque en circunstancias muy diferentes. Eto'o, sin más opciones que salvar la imagen, la suya, y la de una selección muy desprestigiada. La desesperación de Eto'o es comprensible: pasar del Inter o el Barcelona a la selección camerunesa es bajar cuatro escalones de golpe. Para alguien que viene de ganar tres Copas de Europa con dos equipos distintos, la frustración mundialista es un trago bien amargo.
Algunos chispazos de Sneijder animaron un partido con apenas tensión. Y Eto'o buscó la guerra por su cuenta con un regate a Van Bronckhorst por aquí y otro a Heitinga por allá hasta encontrarse contra una nube de defensores.
Van Marwijk recuperó del baúl de los recuerdos a Huntelaard en lugar de Van Persie. El punta del Milan hizo lo de siempre: marcar tras el gran disparo de Robben. Con él, Holanda entra en calor.
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