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21 de junio de 2010

PORTUGAL ABUSA DE COREA DEL NORTE Y CHILE GANA A SUIZA

Portugal se dio un festín a costa de una endeble Corea del Norte, que plantó cara en la primera parte, pero tras el descanso se hundió, encajando una de las mayores goleadas de la historia de los mundiales. El resultado lo dice todo, pero la selección entrenada por Queiroz no lo vio claro hasta que rompió la igualada.

Portugal tiene un ídolo, Cristiano Ronaldo, y un ángel, Raúl Meireles. El centrocampista del Oporto fue el autor del gol que permitió a Portugal ganar la repesca en Bosnia y lograr el último billete que quedaba para Sudáfrica. Y ayer volvió a mostrar su faceta de salvador de la patria para lograr el primer gol luso en tierras africanas y, más tarde, asistir a Simao en el segundo. Con esta victoria, Portugal se sitúa segunda. Un más que probable empate en la última jornada ante Brasil les garantizaría estar en octavos.

Mucho se había especulado del presunto 'cerrojazo' de Corea del Norte y planteó el partido en el escenario que más interesaba a Portugal, abierto y de ida y vuelta. Con espacios para correr y explotar el contraataque es donde Cristiano y compañía se sienten más cómodos. No sólo Queiroz agradeció la propuesta futbolística expuesta por el seleccionador Kim Jong Hung, sino también los espectadores, puesto que el partido resultó una oda al juego de ataque y continuos intercambios de 'golpes'. Cada ataque de Portugal era respondido por Corea del Norte con un rápido contragolpe. La balanza podía caer de cualquier lado, pero la mayor calidad de Portugal y la lógica terminaron imponiéndose. A los 29 minutos, Tiago se inventó un pase magistral para Meireles, que, con un desmarque de ruptura, se plantó solo ante el portero norcoreano y le batió con un potente disparo. Antes, el árbitro señaló un fuera de juego inexistente a Corea del Norte, que hubiera sido penalti de Coentrao.

En la reanudación, Portugal salió volcada y fruto de ello llegó la mayor goleada del Mundial. El partido era una fiesta portuguesa y, en la última media hora, Cristiano se erigió en el jugador del encuentro. Lo intentó de todas las formas, y cuando parecía que se iba a ir sin marcar, logró romper su sequía de más de 16 meses con su selección, con algo de emoción, eso sí. Previamente, ya había estado a punto de marcar, pero su disparo desde 30 metros dio en el larguero.

La historia se repitió 44 años más tarde y Portugal derrotó a Corea del Norte. En el palco del estadio Green Point, de Ciudad del Cabo, estuvo Eusebio, líder de la remontada de Portugal ante Corea del Norte, en el Mundial de Inglaterra, con cuatro goles (5-3) y que ayer disfrutó de lo lindo.

CHILE NO SE QUEDA ATRAS Y EMPIEZA A HACER HISTORIA

No es un conjunto refinado porque no tiene, ni de lejos, la pureza técnica de España, su rival en el tercer partido, pero sí contagia pasión a la grada, no solo a sus enloquecidos seguidores, y será un adversario temible para el combinado de Del Bosque.

Aunque algo menos debido a las tarjetas que vieron Carmona y Mati Fernández, sancionados frente al combinado español. En eso aún no pensaba Bielsa cuando, en su primer gesto de alegría, buscó a todos los miembros del banquillo chileno para abrazarse. Había que festejar la sufrida y merecida victoria sobre el catenaccio suizo, abierto por un cabezazo rabioso de Mark González.

El partido fue áspero, afeado por un viento desagradable y la predisposición al duelo de navajas de ambos equipos. Si los suizos creían que iban a tener un rival tan tierno como España, se equivocaron. Puesto a ser agresivos, los chilenos compiten con cualesquiera. Aunque eso le costara a Carmona la sanción que le impedirá medirse a España. El mediocentro del Reggina es la pieza táctica más codiciada para Bielsa: pega las dos mitades en las que suele partirse el conjunto.

En contra de la creencia popular, no fueron los italianos sino los suizos los inventores del catenaccio. O, al menos, los que acogieron a un austriaco, Karl Rappan, que en los años 30 del siglo pasado comenzaron a implantar, tanto en la selección suiza como en el Servette, la simiente de lo que sería el cerrojazo. El alemán Ottmar Hitzfeld, el actual seleccionador, no es que haya bebido en esas fuentes, pero de alguna manera ha imitado a su compatriota Otto Rehhagel, campeón así en la Eurocopa de Portugal 2004 con Grecia. Los suizos jugaron con la maza, machacando el balón a la primera ocasión. Y tratando de rapiñar algún error del contrario.

El viento actuó en contra del juego más preciso de Chile, el único con intención de crear algo. La apuesta era disparar desde lejos: la mezcla del Jabulani con el viento podía convertirse en el mejor aliado. Desde fuera del área, Vidal y Carmona sometieron a Benaglio a un pelotón de fusilamiento. El portero respondió con agilidad. A Behrami se le fue la mano en el acoso a Vidal, que exageró el golpe recibido. Y obtuvo lo que quería: la expulsión del volante suizo. Con uno menos desde la media hora, Hitzfeld no tuvo ninguna duda: más defensa. Retiró al veterano Frei y dio paso a Barnetta, lateral izquierdo del Leverkusen. Ya tenía recompuesto otra vez el muro, dos líneas de cuatro, con Nkufo solo arriba. Arriba es un decir; en el centro del campo, sería más ajustado.

Bielsa tomó decisiones importantes en el descanso. Relevó a Vidal y Suazo por Mark González y Valdivia. Chile tenía prisa por ganar. Y Alexis Sánchez había soñado tanto ese momento, el de celebrar un gol en un Mundial, que se pasó un minuto largo festejando un tanto que había sido anulado por fuera de juego de un compañero. El partido siguió muy bravo y Mati Fernández, amonestado, también faltará a la cita con España. La barrera suiza era cada vez más espesa y solo la velocidad de Alexis Sánchez amenazó con resquebrajarla. Claro que, en los metros finales, el extremo del Udinese se aturullaba. Bielsa vio que se le escapaba la victoria y metió a Paredes, otro delantero más. Atacaba con cuatro (Sánchez, Valdivia, Paredes y Beausejour) y dejaba todo el medio del campo para Carmona, el motor de este equipo, una baja dolorosísima para Bielsa.

La ambición chilena dio sus frutos. El pequeño Medel, central veloz y aguerrido, envió un pase en profundidad, a las espaldas de los defensores, con varios posibles destinatarios. Lo alcanzó Paredes en la línea de fondo, lo centró al otro lado y Mark González lo cabeceó fuerte y picado. El fuego chileno se impuso al viento y el cerrojo suizo. Eso sí, las celebraciones del triunfo se saldaron en Santiago con al menos 12 policías heridos y 135 hinchas detenidos.

Esperemos que la falla de goles no le pasebn factura cuando haya igual puntuación entre los otros equipos y no clasifique a la siguiente ronda por menor cantidad de goles.

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